👁️ Big Brother a la mexicana
Consejos de resistencia contra la vigilancia del gobierno. ¿Qué pueden hacer las organizaciones —despachos jurídicos incluidos— y las personas de a pie para proteger su privacidad?
Oh, Yoshimi, they don’t believe me. But you won’t let those robots eat me. Yoshimi, they don’t believe me. But you won’t let those robots defeat me.— Flaming Lips
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Contenido de esta newsletter
👁️ Big Brother a la mexicana
Consejos para organizaciones
✊🏽 Abogados pro bono, uníos
Organizaciones, recaben menos datos
Periodismo y denuncia ciudadana
Consejos para personas de a pie
🤫 Usa comunicación cifrada
👻 Protege tu anonimato
Usa menos redes sociales
Apaga tu celular
Haz trámites presenciales
Protege tus datos financieros
👁️ Big Brother a la mexicana
El Gobierno de México ha creado un nuevo modelo de vigilancia masiva, un Big Brother para registrar, inventariar, clasificar y controlar a sus súbditos: nosotros.
👁️ El Big Brother es una metáfora distópica choteada, lo sé, pero totalmente justificada esta ocasión.
Nuevas leyes y reformas aprobadas por Morena y sus aliados dejan al gobierno y a la Policía militarizada, controlada por el Ejército, inspeccionar nuestros datos personales en repositorios públicos y privados con las mínimas —o nulas— garantías constitucionales.
¿De qué datos hablamos? Fiscales, bancarios, comerciales, de propiedad, de salud, de telecomunicaciones y “todos aquellos casos de donde pueda extraer indicios, datos y pruebas para las investigaciones” de seguridad pública. (Ley de investigación e inteligencia, Artículo 8)
El modelo también exige la inscripción a una nueva cédula de identidad con foto y huellas dactilares para condicionar trámites públicos o servicios de telefonía e internet. (Ley General de Población, Artículo 91 BIS)
Crea una plataforma de identidad en la que pueden confluir cualquier “sistema, registro, plataforma, banco, recurso de información y base de datos, de los entes públicos y privados”. (Ley de investigación e inteligencia, Artículo 4)
🪖 Permite al Ejército acceder a datos personales, incluidos registros de telecomunicaciones (datos sobre llamadas y geolocalización en tiempo real), y realizar operaciones encubiertas. (Ley de la Guardia Nacional)
“El debilitamiento de mecanismos de control y el establecimiento de un Estado que monitorea permanentemente a la sociedad a través de bases de datos y registros obligatorios son una afrenta directa a los derechos y libertades mínimas en un contexto democrático”, advirtieron distintas organizaciones de derechos humanos en un comunicado el martes.
🤡 No quiero sonar ingenuo. Detener las nuevas leyes está difícil:
La desaparición del Inai como agencia de privacidad autónoma nos dejó sin un organismo con capacidad para retar leyes abusivas.
La defensa ciudadana por el nuevo Poder Judicial, que asumirá el 1 de septiembre, es de pronóstico incierto y no sabemos si las nuevas personas juzgadoras seguirán los precedentes de respeto a los derechos humanos.
Como mi intención no es abrumar sino hablarte de esperanza, escribí estos consejos de defensa contra la vigilancia del gobierno.
Consejos para organizaciones
1. ✊🏽 Abogados pro bono, uníos
Una clave de defensa será el “consentimiento”, que obliga a quienes quieren conocer nuestros datos a solicitarnos permiso y ofrecer alternativas.
La Suprema Corte generó precedentes obligatorios para un consentimiento real, libre e informado como paso previo a la instauración de medidas de vigilancia, que a su vez deben ser legítimas, idóneas, necesarias y proporcionales a los fines que buscan. (Acción de Inconstitucionalidad 82/2021)
Hay que exigir que se respeten.
La experiencia contra el Panaut, un registro nacional de usuarios de telecomunicaciones con datos biométricos, dejó lecciones magníficas:
👩🏽🎓 Un montón de despachos de abogados tramitaron amparos pro bono (sin costo) en contra de la medida. Hoy pueden hacerlo otra vez.
El éxito de los amparos dependerá de la sensibilidad de las nuevas personas juzgadoras que asumirán el 1 de septiembre.
Y si hay suficiente masa crítica —un volumen amplio de amparos ganados— se podrá desterrar el modelo de vigilancia del marco regulatorio.
2. Organizaciones, recaben menos datos
Mientras más datos tengan las organizaciones privadas, más apetitosos serán sus bases de datos para los agentes de la ley.
Las organizaciones deben recabar los datos estrictamente necesarios para la entrega de sus bienes y servicios. Ni uno más.
Protejan a sus consumidores. Actualicen sus políticas de tratamiento y reduzcan sus plazos de conservación de datos.
Limiten la cantidad de información disponible para las autoridades.
🗃️ Recuerda: el dato no vigilado es el dato no recabado.
3. Periodismo y denuncia ciudadana
El modelo de vigilancia nace a la par del nuevo régimen de privacidad, en el que una secretaría del Poder Ejecutivo vigilará el cumplimiento de las leyes de protección de datos personales.
1. 🕵🏽 Se necesita mucho periodismo sobre la nueva autoridad para evitar que los procedimientos por infracciones ocurran sin publicidad y con discrecionalidad.
Necesitamos saber a quién se sanciona, cómo se argumentan las decisiones, los montos de sanción y el resultado final de los procesos judiciales en contra de las decisiones de la nueva autoridad en caso de que los haya.
2. 👩🏽🦱 Se necesita mucha denuncia ciudadana como vía para garantizar el ejercicio de derechos y obligar a la mejora continua de las autoridades responsables de garantizarlos.
Consejos para personas de a pie
1. 🤫 Usa comunicación cifrada
Las nuevas leyes no plantean explícitamente que el gobierno tendrá acceso al contenido (lo que dices o escribes), pero sí a los datos relacionados con tus comunicaciones, como el lugar del que llamas o los números a los que marcas.
📌 Con esos datos se pueden conocer tus hábitos, tus rutas y el círculo de personas con las que más te comunicas.
Mejor usa apps con cifrado para comunicaciones privadas, como Signal, FaceTime de Apple o incluso WhatsApp de Meta —con su respectiva vigilancia corporativa— para realizar llamadas, enviar y recibir mensajes.
🔒 Estos sistemas utilizan mecanismos para que el contenido y sus datos relacionados viajen por las redes con un camuflaje criptográfico muy difícil de descifrar.
En cambio, las llamadas tradicionales y los mensajes SMS viajan “desnudos” por las redes públicas de telecomunicaciones. Evítalas.
2. 👻 Protege tu anonimato
Protege tus datos lo más que puedas con sistemas VPN o navegadores de internet privados. El anonimato es la última frontera de la privacidad.
Las VPN (Red Privada Virtual, en español) permiten ocultar datos vinculados con tus equipos de cómputo (como la dirección IP), tu conexión a internet y tu actividad en línea. Son el tipo de datos que quiere el gobierno.
Sustituye Chrome de Google por Tor (o sus equivalentes móviles Onion y Orbot), un navegador que cifra tus datos y oculta tu conexión a los sitios web que visitas.
Otra opción es Brave, cuya configuración original también bloquea publicidad y las cookies, una herramienta digital para registrar datos de los usuarios de internet.
⚙️ Revisa en tu iOS (iPhone) o Android qué aplicaciones y servicios pueden rastrear tu ubicación y desactiva las que no sean imprescindibles.
3. Usa menos redes sociales
Deja menos rastros de tu presencia en línea. El gobierno puede solicitar a las compañías digitales (Facebook, TikTok, Instagram, Gmail, X) detalles sobre el uso que haces de estos servicios.
Las compañías están obligadas a colaborar y lo hacen para evitarse problemas judiciales.
Publica menos fotos. Nuestro Big Brother dará pie a ciudades más videovigiladas y con reconocimiento facial, como ya sucede en distintos estados (el Mundial 2026 lo va a acelerar).
Para que estos sistemas automatizados funcionen, necesitan saber quién eres y cómo te ves. Reduce las posibilidades de que tus fotos se usen para fines que no quieres.
4. Apaga tu celular
El modelo de vigilancia obliga a nuestra compañía de telefonía e internet a entregar la ubicación en tiempo real de nuestros aparatos (geolocalización) si lo piden las autoridades con autorización de un juez.
📴 Apaga tu teléfono. Realiza tus desplazamientos desconectado de la red pública. Deja el teléfono en casa.
No evitarás el rastreo. La proveeduría de telecomunicaciones implica que tu compañía te localice siempre y en todo momento, de eso se trata el servicio, pero un uso menos intensivo de tu teléfono puede reducir tu perfilamiento.
5. Haz trámites presenciales
🖇️ Lo sé: es una monserga: preparar la papelería (copias y copias y copias), desplazarse a la oficina pública, hacer fila, aguantar el estado de ánimo de la persona de la ventanilla…
Es eso o tramitar tu CURP con foto.
¿CURP con biométricos? Es una cédula de identificación vinculada con información personal única e intransferible, como tu foto y tus huellas digitales.
Está cédula será obligatoria para realizar trámites de gobierno en línea y para activar servicios de telefonía e internet.
Los trámites presenciales seguirán activos: el gobierno no puede eliminarlos porque provocaría discriminación.
😊 Apechuga y ponle bonita cara a la persona de la ventanilla.
6. Protege tus datos financieros
El gobierno tendrá una capacidad nunca vista para seguir la ruta del dinero. Que la quiera usar contra los malhechores y los grandes evasores está en duda, como siempre.
La mejor solución es usar efectivo.
Es cierto: no puedes usar efectivo para un montón de transacciones, ya sea porque llevar muchos billetes puede ser inseguro o porque disposiciones legales obligan a realizar pagos a través de sistemas bancarios (trazabilidad).
Ni PayPal, Venmo o Stripe ni las criptomonedas quedan fuera del escrutinio.
Los sistemas de pago digitales son susceptibles a los requerimientos de información de autoridad.
Los sistemas cripto dejan su huella en las cadenas de bloques que los habilitan y en sus respectivas billeteras.
Usa efectivo lo más que puedas.
Estos consejos no garantizan una protección total de tus datos personales, expuestos a una serie de amenazas propias del entorno digital, de la regulación pública y de la comodidad que ofrecen las configuraciones predeterminadas de los equipos y sistemas de comunicación.
Por más cuidadosos que seamos, siempre hay riesgos.
Lo mejor sería que se anulara el nuevo modelo de vigilancia masiva. Demos batalla.
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Sobre mí
Soy José Soto Galindo, periodista. Fui director de Medios del Inai. Edité El Economista en línea de 2010 a 2024 y antes fui editor en Público-Milenio (2001-2009). Soy maestro en Transparencia y Protección de Datos Personales por la UdeG y tengo especialidad en derecho de las telecomunicaciones (IIJ-UNAM) y derecho de las tecnologías de la información (ITAM). Doy clases de periodismo en la Universidad de Guadalajara.