🧳 Tourist go home!
Toma un tour con visita guiada a ciudades sitiadas: de Miami a Bariloche. Cuando regreses a casa, en Lavapiés, asegúrate de que el turista no seas tú. Una lección de Andy Robinson.
At home she feels like a tourist. At home she feels like a tourist. She fills her head with culture. She gives herself an ulcer.— Gang of Four (1979)
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El turismo se ha transformado en una fuerza de devastación comparable al extractivismo de recursos naturales, concluye Andy Robinson en su nuevo trabajo periodístico: Turismo de Terror. Diez antiviajes en América, publicado por Grijalbo, 2025.
Turismo de Terror muestra una industria globalizada que está despojando a ciudades y regiones enteras de su autenticidad y su esencia, convirtiéndolas en meros “parques temáticos”.
🏖️ Detrás de la postal idílica se esconde una realidad de desigualdad, violencia y un profundo desarraigo para sus habitantes.
Andy Robinson —periodista y corresponsal itinerante en América para La Vanguardia— recorre barrios y ciudades ya gentrificadas, otras en vías de serlo y una más (los alrededores de la favela Rocinha en Río de Janeiro) que ha resistido a punta de precariedad y violencia.
No es sencillo distinguir cuando una ciudad o un barrio se ha gentrificado o turistificado, cuando su población original está siendo sustituida por nuevos habitantes de las industrias creativas o nómadas digitales de cualquier sector productivo o millonarios o turistas.
La gentrificación puede asemejarse, advierte Robinson, a lo que ocurre en aquella vieja película sobre los usurpadores de cuerpos: una presencia sin alma y con emociones prefabricadas, una desposesión que deriva en capitalismo por apropiación.
👵🏼 Otras veces puede ser pura nostalgia por un tiempo y un estilo de vida supuestamente mejores.
✈️ Los antiviajes de Robinson a Cancún, Miami, Las Vegas, Cartagena de Indias o Bariloche, en todo caso, ofrecen pistas sobre un fenómeno dinamizado por fondos de inversión globales y las industrias turística e inmobiliaria ansiosas de capitalizar cuanto sea posible.
No se trata de artistas o profesionales rehabilitando barrios degradados, como los casos del Castro en San Francisco o el SoHo de Manhattan, sino de la conversión de edificios, barrios y ciudades enteras en alojamientos turísticos, expulsando a vecinos de toda la vida e incluso a quienes iniciaron la gentrificación décadas atrás.
Es el caso de Cartagena de Indias, por ejemplo, donde comunidades afrocolombianas son desplazadas para dar paso a grandes urbanizaciones.
🐍 Turismo de Terror exhibe una paradoja autodestructiva: el turismo aniquila todo lo que codicia y se muerde su propia cola, como un bicho uróboro sin opción a renacer.
Entrevisté a Andy Robinson sobre su nuevo libro en mi canal de YouTube.
Él estaba en Liverpool, en una pausa antes de subirse a un avión, regresar a América y volver a recorrer el continente en busca de historias para satisfacer dos de sus obsesiones periodísticas: el extractivismo de todo tipo y los efectos del cambio climático.
Obsesiones que ya documentó en Oro, petróleo y aguacates. Las nuevas venas abiertas de América Latina (Arpa, 2020), sobre la degradación del medio ambiente por una dinámica de producción capitalista y el modelo de globalización neoliberal. (Lee mi entrevista con motivo de ese libro).
Fue una entrevista rebosante del humor de alto octanaje de Robinson, un egresado de la London School of Economics. Aquí te dejo una breve versión editada:
—Hola, Andy Robinson, ¿periodista o turista?
—Hola, José. Quizá un periodista que viaja tanto que tiene que hacer todo lo posible para evitar esa mirada turística, creo, ¿no? Pero a veces es imposible.
—¿Qué es la gentrificación?
—Para el capítulo sobre Los Cabos, sobre la construcción principalmente de segundas y terceras residencias de propietarios estadounidenses, hablé con una socióloga en La Paz, Baja California Sur, que hace todo un análisis marxista de esto, y hablé con David Harvey, el geógrafo marxista que se puso muy de moda y que ha escrito sobre estos fenómenos y de cómo, debido a dos décadas de políticas monetarias en Estados Unidos y en Europa basadas en tipos de interés de casi 0 o negativos, en algún caso provocó una necesidad por parte de una clase inversora de buscar activos más rentables, y muchos de ellos son nuevas urbanizaciones de casas en la costa de Baja California Sur.
Realmente es espantoso cuando lo ves, porque es la plasmación de un capitalismo financiero en un montón de chalets y apartamentos y condominios y hoteles de lujo en una zona tan remota como Baja California Sur, con todos los desastres medioambientales y sociales que eso conlleva.
Creo que el fenómeno inmobiliario está provocando subidas del precio de la vivienda y los alquileres donde sea, desde Lavapiés en Madrid al Barrio Gótico en Barcelona, la Condesa en México, Cartagena de Indias, etcétera. Esto es una especie de gentrificación pero mucho peor que la gentrificación clásica.
En los procesos de gentrificación en San Francisco o en Manhattan, la nueva población la formaban personas que quieren vivir ahí y quieren pasar parte de su vida ahí. Lo que está pasando ahora es un proceso mucho más agresivo, porque lo provoca un fondo de inversión para el turismo.
—Para el capítulo de Los Cabos citas a Steinbeck sobre un pasado supuestamente mejor. ¿No será que lo tuyo es nostalgia por el pasado?
—Sí, sí. Desde luego Steinbeck tiene ese gran punto débil, ¿no? Esa especie de conservadurismo en su su mirada, con una visión cristiana. A veces creo que hay que tener cuidado de que la edad y el cambio te provoquen una reacción sentimental que te cierre los ojos ante posibles cambios que son a mejor.
Es algo que en Europa es una pregunta muy buena, porque esa nostalgia políticamente es cada vez más fea en el sentido de Trump, de Make America Great Again, o de mis vecinos que en muchos casos no identifican bien cuál es el cambio que de verdad está ocurriendo y lo confunden con la inmigración y no les gusta que haya un restaurante de Bangladesh o uno peruano al lado de su casa, cuando en realidad —y es lo que trato de comentar en el libro, en el capítulo sobre Lavapiés— es que a veces esos restaurantes de migrantes son mucho más parecidos a la clase de cocinas antiguas a las que iban los vecinos de toda la vida de Lavapiés, ¿no?
Hay que tener mucho cuidado con esa crítica a la transformación de nuestro entorno para que no se convierta en xenofobia.
—Hay tres momentos de tu libro que me hicieron levitar, me hicieron levantarme y decir: ¡Qué bien narra este cabrón! Uno fue el momento de Miami cuando tomas el Camry y sales a pasear por las calles vacías de Miami durante el huracán.
—He tenido esa suerte de estar en Miami después de un huracán, cuando no funcionaban los semáforos y todos esos freeways, ahí sorteando los árboles y las palmeras que se habían caído, y realmente fue una sensación casi de euforia. Mike Davis, autor de Ciudad de Cuarzo, entendería esto como una emancipación a través de los desastres.
La pandemia de Covid-19, que detuvo el flujo turístico global, ofreció un momento de reflexión y una “oportunidad para replantear nuestra forma de vivir”. La caída masiva de los vuelos y el colapso del turismo generaron una pausa que, para muchos, incluyendo a Robinson, parecía un experimento forzado y una oportunidad para el decrecimiento soñado por los economistas medioambientales.
Pero la advertencia de Arundhati Roy —“Nada sería peor que volver a la normalidad”— pasó inadvertida: la normalidad, entendida como la necesidad de viajar y consumir desenfrenadamente, regresó reforzada y exacerbada por la mediatización de la experiencia e impulsada por los medios de comunicación e Instagram:
—Hay un subtexto en mi libro con lo más preocupante de todo, y no es que los turistas estén invadiendo nuestros barrios, sino que nosotros mismos estamos empezando a ser turistas en nuestra forma de definir lo que es placentero y lo que nos divierte.
Turismo de Terror. Diez antiviajes en América. Editorial: Grijalbo. Año: 2025. Género: Reportaje. Comprar en Amazon
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Sobre mí
Soy José Soto Galindo, periodista. Fui director de Medios del Inai. Edité El Economista en línea de 2010 a 2024 y antes fui editor en Público-Milenio (2001-2009). Soy maestro en Transparencia y Protección de Datos Personales por la UdeG y tengo especialidad en derecho de las telecomunicaciones (IIJ-UNAM) y derecho de las tecnologías de la información (ITAM). Doy clases de periodismo en la Universidad de Guadalajara.
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